jueves, 7 de noviembre de 2013

Zzzzz Zzzz Zzzzz

Es preciso explicaros que desde el día uno, E y yo decidimos que el romanticismo no estaría presente en todos los rincones de nuestro matrimonio.

Sabio él, impuso requirió que el momento de dormir resultara propicio para el descanso, trazando una linea imaginaria en la cama, que separaba su espacio del mio.

Siguiendo la tónica habitual de cualquier matrimonio, inicialmente protesté, pero él, cariñoso aunque inflexible, me mandaba al "txoko", y ponía orden. Solo compartiamos el edredón, y en cuanto se canso de que se lo robara, dejándole a la intemperie en las frías noches de invierno, compramos dos.

Es por ello que durante diez años de convivencia hemos podido dormir a pierna suelta, con alguna interrupción por parte de lactantes e infantes, pero disfrutando de un merecido descanso antes de afrontar el siguiente día.

Hasta que la Rubia ha decidido -porque yo lo valgo- rompernos nuestro equilibrio.

Desde hace unas semanas aprovecha el pipí de medianoche, que antes despachaba en su pañal, para colarse en nuestra cama. Se plantifica en el medio, y consigue en cuestión de minutos, arrinconarte hasta el mismo borde. Que ya te pasas el resto de la noche desafiando a la gravedad para no irte al suelo.

Como lo consigue? Pues acurrucándose al máximo, y desde varios frentes: sus pies helados buscan las zonas mas cálidas, su cabecita se coloca a tu lado en la almohada, para finalmente, cuando ha encontrado postura, pasarte su brazo y su pierna por encima, marcando territorio y dejando muy claro quien manda en esta casa. Un abuso.

Yo voy reculando y si me descuido, Pum! Al suelo! Hay veces que me doy cuenta que de nuevo hay mas espacio en el centro de la cama y me coloco ahí y vuelta a empezar. Un martirio.

Cada músculo, cada articulación, cada tendón de mi espalda, cuello y hombros esta dolorido de buscar posturas imposibles en las que sobran brazos y piernas por todos lados. Mi marido esta suplicando soluciones ya!

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